A veces en padel, mejor no soltar la pelota y tratar de contrarrestar el golpe de un oponente. Las razones pueden ser muchas:
A favor, hay interés en tener una buena apariencia y una muñeca firme.
Al final del punto, Matías Díaz se da cuenta de otro gran golpe esta vez decisivo. Y verá que la forma más sencilla hubiera sido hacer otro golpe defensivo contrario porque la pelota es imposible de reanudar.