Como la mayoría de los deportes, le padel tiene un versión adaptada para silla de ruedas que permite la práctica de este deporte a personas con discapacidad.
Están autorizados para la práctica de este deporte las personas con alguna discapacidad como enfermedades neurológicas, lesiones de la médula espinal, amputados de un miembro (remoción mínima total del primer dedo del pie), personas que hayan sido sometidas a una prótesis de cadera y rodilla con secuelas crónicas cuantificables. (el dolor no es una secuela suficiente en sí mismo) o diferencias de longitud entre las dos extremidades de más de 6 cm.
A los jugadores se les asigna una calificación que va de 1,0 a 4,0. La pareja nunca podrá superar los 5 puntos.
Además del equipamiento habitual, los jugadores necesitarán una silla de ruedas confeccionada según las características de cada jugador (altura, peso y handicap).
Las ruedas traseras están inclinadas para evitar que vuelquen tanto como sea posible. También cuentan con una o dos ruedas adicionales que estabilizan la silla, permitiendo que el deportista la maneje a gran velocidad y con gran seguridad. La silla de ruedas es parte del jugador y este no puede perder completamente el contacto con ella.